La Tagliatella

Hola chic@s!!!!

Voy a hacer mi valoración personal sobre un restaurante: La Tagliatella.

Lo de las valoraciones es muy subjetivo esto der ser crítico culinario a  mi no me va, porque para gustos hay colores tanto en moda, decoración, cine, libros y por supuesto comida.

Así que lo mejor es que cada uno pruebe y decida porque tengo ido a sitios muy recomendados y salir de allí muy decepcionada y viceversa, sitios de los que no había oido hablar nada bien, al final me he llevado una agradable sorpresa.

Dicho esto comienzo mi partivular visión de este restaurante.

La primera vez que lo visité fue hace ya algunos años, cuando vivía en Gijón, donde un chico que conocía hacía poco tiempo me invito a cenar. La cena estuvo bien, aúnque la relación con el chico y el restaurante corrieron la misma suerte. Echaron el cierre poco tiempo después.

Este fin de semana salí con una amiga por Bilbao, estuvimos tomándonos unos vinos y decidimos cenar en algún sitio antes de proseguir la noche. Estábamos en la zona de Poza así que nos acercamos hasta La Tagliatella, yo fui un poco reticente porque el año pasado había reservado allí para una cena y tienen dos turnos, cosa que no me gusta nada, uno es muy pronto, a las 21 h. y el otro puede resultar un poco tarde, a las 23.15 h. 

Yo les expliqué entonces que uno me parecía muy pronto pues salíamos de un musical y la hora a la que terminase no dependía de nosotros, y el otro se nos retrasaba bastante, ya que era por semana y algunos teníamos que pegarnos el madrgugón al día siguiente. Total, que avisado y todo cuando llegamos a las 9.15 ya había dado nuestra mesa así que tuvimos que buscarnos otro lugar, son cosas que cabrean bastante, porque habíamos avisado , así que por ese motivo en este caso no me apetecía repetir.

Efectivamente en esta ocasión seguía habiendo turnos pero llegamos bien a nuestra hora. El restaurante está muy bonito, decorado con cuadros con estética italiana, en fín muy amplio y bien.

Pedimos dos platos para compartir: Pizza y pasta, agua y pan.

Como ya veníamos de tomarnos unos vinos, optamos por cenar con agua, reconozco que no soy ninguna entendida en vinos, aúnque sin duda me encanta los italianos ( Lambrusco y Moscato). Pero aún así, pobre profana de mi para degustar la comida sigo prefieriendo el agua.

Lo primero en llegar fue el pan, está bueno no, lo siguiente, eran dos porciones con tomate, otras dos con cebolla y otras dos con aceitunas. Se come sólo, muuuuuuy bueno.

Después llegó la pizza, escogimos la Brindisina, muuuy buena, con tomate, queso , bacalao y piñones. La masa es muy finita y está muy rica, nada que ver con las de otras firmas de pizzas de las que se anuncian en televisión para hacer tus pedidos por teléfono (no quiero nombrar marcas).

Nuestra elección en pasta fue Sorrentino a la Pescatora, permiten combinar diferentes pastas con todas sus salsas, así que nuestra pasta fue sorrentino, pasta rellena de parmigiano y jamón serrano. Y la salsa pescatora con frutos del mar. Muy, muy, muy bueno, una combinación curiosa pero con muy buen resultado.

De postre nada, por estas cosas de que estamos en temporada de bikini y hay que cuidar los rinchos.

Conclusión:

 La comida está muy buena, la comida no es cara, está al precio de cualquier italiano, pero pagar 8 euros por beber agua me parece excesivo, pedimos dos botellas de agua de medio litro, la comida está un puntín sabrosa, para mi que cocino con muy poco sal estaba salada, así que el agua se nos termino casi terminando la cena, cuando conseguimos captar al vuelo la atención de camarero, sólo me dió tiempo a decir agua y nos trajo otras dos botellas cuando si se hubiera diganado a pararse pordría haberle explicado que con una botella más era sificiente. O si se hubiera parado para dejarlas, pero tambien al vuelo las dejó en la mesa.

Así que el trato se puede decir que no es malo, pero no lo cuidan en exceso y no se  les caen los anillos para echarte si cenaste en el primer turno.

No creo que abandonen estas malas costumbres ya que en Bilbao hay dos locales y ambos estan siempre llenos, pero a veces hay que ganar menos para ganar a la larga.